Comencé a bombear rítmicamente y sin tregua. Mi polla entraba y salía hasta la punta sin cesar. Doña Ana gritaba de placer. No pudiendo sostenerme más en aquella posición, me derrumbé sobre ella y agarré con mis manos sus pechos, que unos momentos después cubrí de besos. Seguí bombeando y bombeando en forma voraz e incontenible.
- ¡Ahhhhhhhh! gritó doña Ana, que comenzó a temblar como un volcán. Se estaba corriendo como una auténtica cerda.galerias bisexuales - negritas jovenes - videos cortos porno - tetonas desnudas - las negras - culitos ardientes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario